Bañistas, 2022
Sebastián Mercado apunta sus cañones picassianamente. En sus Bañistas, el deseo por violentar, desplazar y deformar aparece con ingenio metafísico. El cuerpo no es uno de esos temas que se pueden convertir en arte por transcripción directa a la manera de un caballo o un paisaje nevado, parecen decirnos sus figuras a orillas de la laguna. Alentadas por las distorsiones de sus propios reflejos acuáticos, las esculturas se hibridan, se vuelven mezcla mitológica de cuerpos y objetos, caballitos de Troya que esconden una miríada de diabluras sobre la historia del arte. La metamorfosis es abstracta desde el vamos, fruto intuitivo de alguna profunda presión interior. Los materiales se combinan con impureza, pero en las rodillas dobladas de las Bañistas que se alzan como un monte oscuro, el tórax apartado y las piernas que luchan por levantarse de la tierra como un árbol, todavía late la antigua divinidad.