MALBA—PUERTOS

Hernán Marina

El salto, 2017

Ahí lo vemos: un cuerpo que parece zambullirse de lleno no solo en el agua, sino en la naturaleza. Es un dios moderno, congelado en un salto ornamental, producto de años de entrenamiento exigido. Los músculos tensos, pero relajados a la vez, materializan el antiguo deseo de alcanzar el «descanso en movimiento» al que aspiraba el arte clásico. Podría ser un arco protector, una firma que surca el cielo como la estela que deja un avión, pero también una experiencia vinculada al éxtasis, un momento de lucidez profunda. En 1960, el gran chamán del arte moderno Yves Klein realizó su Salto al vacío. La fotografía trucada era una magnífica imagen de liberación del hombre eximido del yunque de la realidad. El salto de Hernán Marina intensifica aquella legendaria experiencia: un hombre se abandona al vacío, pero lo hace de espaldas.


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